Detrás de cada librería hay mucho más que un negocio. Hay una historia que empezó hace décadas, un primer cuento recomendado, una primera novela comprada con ilusión, un librero que te saluda por tu nombre aunque solo hayas venido a mirar.
Las librerías son lugares donde el silencio suena distinto y donde el tiempo parece detenerse entre páginas abiertas. Y, sin embargo, hoy muchas de esas historias están a punto de quedarse sin narrador.
En el último año y medio, casi 200 librerías han cerrado en España. Actualmente quedan menos de 3.000, y el motivo más habitual no es la falta de lectores, sino la falta de relevo generacional. Quienes levantaron esos proyectos se jubilan… y nadie continúa en el negocio.
Pero las librerías no están muertas. Mientras sigamos leyendo, seguirán vivas.
Los datos lo confirman: el 75 % de los jóvenes españoles lee por placer. Sí, los jóvenes. Ellos son quienes buscan su próxima historia y muchas veces no la encuentran en un algoritmo, sino en su barrio. En esa librería donde alguien recomienda con criterio y pasión.
Desde Trevenque llevamos más de 30 años trabajando junto a los libreros, acompañándolos en la gestión diaria de sus negocios y ayudándoles a ser más rentables, más sostenibles en un mercado cada vez más exigente. Conocemos de primera mano sus preocupaciones, sus retos… y también su enorme vocación.
Por eso hoy, 11 de noviembre, Día de las Librerías, damos un paso más y nos unimos a CEGAL para impulsar la Oficina de Traspasos de Librerías. Una iniciativa que nace con un objetivo muy claro: evitar que las librerías bajen la persiana para siempre y facilitar que nuevas generaciones puedan continuar su legado.
Queremos que cada librería que aún respira pueda seguir haciéndolo en manos nuevas, con la misma pasión, con nuevas ideas y con el respaldo de quienes siempre han estado a su lado. Porque una librería que se traspasa no es un negocio que termina, es una historia que continúa.
En Trevenque creemos firmemente que las librerías no cierran: se heredan, se cuidan, se traspasan. Y mientras haya alguien que lea, habrá una librería esperándole.